Durante el webinar “Universidad sin Violencia”, experto se pronuncia a favor de un cambio en la estructura social para crear condiciones de igualdad
Miércoles, Noviembre 22, 2017. En México, no hay un ejercicio adecuado de los derechos humanos, cuando las mujeres, que representan el 51 por ciento, están siendo acosadas, hostigadas y violadas. Por ello, “si queremos que realmente exista un establecimiento de los principios éticos, es necesario modificar la cultura de género en nuestro país, aseveró Omar Castro Ramírez, docente del Instituto Especializado en Género y Situaciones de Vulnerabilidad.
Durante su participación en el webinar “Universidad sin Violencia”, afirmó que aunque existan objetivos en la Agenda Internacional de Desarrollo, se modifique la Constitución o seamos partícipes de cuantos tratados de derechos humanos existan, esta situación no cambiará hasta que haya un cuestionamiento por parte de la sociedad y, sobre todo, a nivel personal, en torno a la situación actual.
“Nosotros podemos promover todas estas ideas, pero si en nuestro entorno personal, familiar y de pareja, continuamos siendo partícipes de la perpetuación de las diferencias entre hombres y mujeres, seguirá existiendo esta problemática”, expresó.
Puntualizó que si bien en México los derechos humanos están consagrados en el Plan Nacional de Desarrollo, la legislación, en los objetivos de Desarrollo Sostenible y en acuerdos internacionales, a la fecha no hay resultados congruentes con estos. “La violencia en cualquier sociedad se puede esquematizar como una pirámide en cuya cúspide se sitúa la violencia directa –feminicidios, por ejemplo-, y en los dos ángulos de la base las violencias cultural y estructural”.
Por lo tanto, agregó, es indispensable una sensibilización y cambios en la cultura de género, desde la sociedad.
Al comentar sobre algunos casos de feminicidios, afirmó que estos, así como las agresiones físicas y psicológicas, corresponden a un tipo de violencia que es directa, visible, debajo de la cual existen otros tipos de violencia: la cultural y estructural, que corresponden a todo aquello que no vemos, pero que se encuentran inmersas en la población.
Vivimos en una sociedad en la cual si prendemos la televisión “vemos cómo la mujer es vista y utilizada como objeto, así como en publicaciones, tenemos un lenguaje que normalmente se habla y escribe en un sentido masculino, entre los mismos amigos hacen comentarios y chistes machistas, incluso el Derecho está hecho por hombres y para hombres”.
Ante esto, Castro Ramírez subrayó que es necesario que la ideología de género sea la precursora de los derechos humanos y que sea la misma gente la que cree las condiciones para que exista una mayor igualdad, tanto laboral como personal, entre hombres y mujeres. De este modo, dijo, habrá un verdadero cambio.