Se estima que hay 17 millones de niños en Estados Unidos con un progenitor migrante
BUAP. 22 de octubre de 2017.- Ante las deportaciones de migrantes mexicanos, María da Gloria Marroni, integrante del Cuerpo Académico Sociología Política y del Desarrollo, del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP (ICSyH), consideró que en el país no hay condiciones políticas, sociales ni económicas para resolver esta problemática. Si bien existe necesidad de generar mecanismos para atenderla, no se vislumbran políticas públicas ni horizontes significativos para enfrentar tal situación.
Recordó que las remesas representan un aporte significativo para muchas familias y tienen un efecto multiplicador sobre las comunidades. Tan sólo durante la primera mitad del año, México captó 13 mil 946 millones de dólares por los envíos que hicieron los connacionales.
Tras señalar que en 2008 la migración mexicana tuvo un declive por la crisis de empleo en Estados Unidos y el aumento de las reformas, como algunas leyes en Arizona o California, afirmó que la migración al país vecino ha disminuido al punto que se habla de tasa cero, debido también a la reducción del crecimiento demográfico y el aumento de las deportaciones.
Un problema de naturaleza no sólo económico, sino también social y verdaderamente grave, son las rupturas familiares y el caso de menores que crecieron o nacieron en Estados Unidos. Algunas estadísticas indican la existencia de 17 millones de niños en ese país, con un progenitor migrante. Estas familias están seriamente amenazadas de ser fracturadas y sus miembros separados por estas políticas discriminatorias y que atentan contra los derechos humanos, debido a la posibilidad de que alguno de sus miembros sea deportado.
Fracturas familiares
El fenómeno migratorio se vuelve cada año parte de la vida de millones de familias en México, provocando nuevas reestructuraciones de los grupos domésticos. Así, se observan fracturas, recomposiciones familiares, reunificación de los miembros o separación definitiva entre ellos.
Los abuelos frecuentemente asumen el cargo de los nietos ante la imposibilidad de que estos migren con sus padres, por lo menos en el corto plazo, con las implicaciones en la distribución de los recursos y los afectos que suelen ocurrir en familias separadas por las fronteras.
En otros casos, abundó la doctora en Sociología por la UNAM, se observa la figura de las madres solas y la esposa que espera durante años el regreso de su pareja. El padre ausente o el padre “de teléfono”, como se acostumbra denominar a los migrantes que se comunican con la familia por ese medio sin poder regresar, es también un problema grave en estos escenarios migratorios.
Las mujeres frecuentemente deben hacerse cargo de los hijos y esperan por años un regreso de su pareja que puede no darse. Sin embargo, no hay que ver la migración sólo en sus aspectos negativos, pues muchas familias superan las dificultades y mejoran sensiblemente su nivel de vida y bienestar, puntualizó la investigadora del ICSyH.
El TLCAN repuntó el fenómeno migratorio
Por otra parte, explicó que más allá de crear una zona libre para la venta de productos, dos años después de su firma en 1992, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) aumentó el fenómeno de la migración, provocando además el abandono de la actividad agrícola en México y la reestructuración de las familias, aseguró la doctora María da Gloria Marroni.
En el caso de Puebla, expuso la académica, entre la década de 1990 y 2000 incrementó el desplazamiento geográfico de habitantes -principalmente de jóvenes- de la región centro y de la Mixteca, así como del Valle de Atlixco, hacia Estados Unidos. Esta situación creó un nuevo circuito en la costa este, específicamente entre Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, denominado PueblaYork, debido a que en el periodo inicial de este flujo el 90 por ciento de los migrantes estaba constituido por poblanos.Tales aseveraciones son presentadas en su libro Frontera perversa, familias fracturadas. Los indocumentados mexicanos y el sueño americano, como resultado de su investigación sobre este tema desde la década de 1990 hasta el año 2010.
El crecimiento de la migración al país vecino ya había sido previsto por muchos analistas, debido a las políticas desventajosas del Tratado de Libre Comercio para grandes sectores de la población mexicana. No es de extrañar que desde 2004 se empezara la construcción o ampliación de muros en la frontera y otros controles migratorios con varios efectos no deseables para los migrantes. “A medida que hay más barreras, incrementan los costos de migración, por lo que cada vez era más caro cruzar la frontera”.