Académicos de la FFyL evalúan las habilidades cognitivas y el comportamiento emocional de estudiantes, para determinar su impacto en el desempeño académico
BUAP. 19 de mayo de 2017.- A nivel cognitivo cada persona cuenta con habilidades específicas que les permiten organizar ideas y alcanzar objetivos con mayor facilidad, este conjunto de competencias, conocidas como funcionamiento ejecutivo, son las responsables de que un estudiante sobresalga en un área específica. Sin embargo, dichas funciones no se desenvuelven de la misma forma en todos los jóvenes y esto puede ocasionar problemas en el desempeño académico e incluso generar deserción escolar.
Ante ello, investigadores de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la BUAP realizan una evaluación del funcionamiento ejecutivo y el comportamiento emocional de estudiantes de licenciatura y preparatoria, para analizar su capacidad de planeación en el alcance de metas, con respecto a las áreas que se encuentran estudiando.
“Diversos estudios señalan que existe cierta especialización con respecto a las funciones ejecutivas. Por ejemplo, hay quienes son excelentes en el campo de las matemáticas por su capacidad para planear y resolver problemas de manera profunda, mientras que los que estudian arquitectura o diseño gráfico desarrollan funciones relacionadas con el análisis visual y espacial, y los de humanidades cuentan con una mayor flexibilidad y fluidez verbal”, explicó Dulce María Carolina Flores Olvera, profesora investigadora de la FFyL.
Precisó que no en todos los estudiantes prevalecen las funciones ejecutivas debidas, lo que provoca que no avancen al ritmo que deberían en sus materias o bien que sus perfiles no correspondan con la carrera que estudian, lo cual puede ocasionar el abandono de sus estudios por el sentimiento de fracaso que se produce, así como afectar su desempeño como profesional, pues al no destacar en su área tendrían cierta desventaja con respecto a la competencia en el mundo laboral.
El citado estudio está compuesto de varias etapas. En la primera se busca corroborar cuál es el perfil destacado de los jóvenes con respecto a las funciones ejecutivas más significativas, como la metacognición, planeación, conducta de riesgo, organización de actividades cotidianas y resolución de exámenes escolares, entre otras, a través de una serie de pruebas específicas de evaluación neuropsicológica.
“La segunda etapa consistirá en organizar talleres en los que mediante el uso de una plataforma virtual se apoye a los estudiantes que presentaron alguna dificultad con el rendimiento de sus materias, para que puedan desarrollar las funciones ejecutivas necesarias que les permitan mejorar en sus estudios, así como en el ámbito profesional”, detalló.
La académica, quien es doctora en Psicología por la Universidad Estatal de Moscú, enfatizó que la metacognición es una de las funciones que se pueden adaptar de una forma más conveniente en el estudiante, debido a que le permite mantener un control en la ejecución de las actividades, tareas y proyectos que realice.
Dicho estudio se está aplicando en una muestra de 95 jóvenes, entre 17 y 24 años, de las licenciaturas de Psicología, Procesos Educativos e Historia. Los primeros resultados demostraron que un 10 por ciento de los estudiantes presenta dificultades con respecto a su rendimiento escolar.
Con respecto a los alumnos de nivel medio superior, se evaluó a una población de 65 jóvenes del municipio de San Pablo del Monte y a 150 de preparatorias de la BUAP. Del primer grupo, el 40 por ciento mostró alguna dificultad con su rendimiento en las aulas, mientras que del segundo la cifra fue del 15 por ciento.
“Hasta el momento hemos identificado que los adolescentes presentan mayores conductas de riesgo; es decir, no existe una planeación con sus acciones ni una organización de sus metas, además son muy impulsivos y no identifican los elementos necesarios para realizar sus actividades y cumplir con los objetivos de aprendizaje, por lo que creemos que ésta podría ser una de las condiciones por la cual no ingresan al nivel superior”, aseveró.
Por ello, subrayó que es necesario trabajar en la constitución de sus funciones ejecutivas para que alcancen una madurez cognitiva necesaria y se puedan desempeñar con éxito en el futuro.
La experta, quien además es secretaria académica del Doctorado en Investigación e Innovación Educativa de la FFyL, dio a conocer que también se encuentran estudiando la capacidad de los estudiantes para controlar su estado emocional o afectivo, ya que tiene una relación directa con el funcionamiento ejecutivo, “si el joven no ha adquirido la madurez suficiente para controlar sus impulsos entonces podría caer en una depresión que lo llevaría a tener problemas con su desempeño académico”.
A través de diferentes pruebas corroboraron que las diferencias entre el control de las emociones varían conforme al género: “las mujeres poseen un mayor grado de madurez, ya que tienen un manejo afectivo-emocional más racional, en comparación con los hombres que son más impulsivos”.
En este sentido, indicó que la toma de decisiones de forma impulsiva en los varones podría involucrarlos en situaciones de riesgo, como por ejemplo que se inicien en el consumo de sustancias nocivas como alcohol, tabaco o incluso drogas ilegales, situación que también afectaría de forma directa en su rendimiento escolar.
“Es por ello que los programas de tutorías serían efectivos en estas situaciones, ya que se podría estar al pendiente de los alumnos en caso de que alguno de ellos comience a presentar faltas constantes en sus clases, de modo que el tutor tendría la posibilidad de hablar con el estudiante para brindarle el apoyo u orientación necesarios”.
Para evaluar el control de las emociones, los investigadores utilizan pruebas basadas en simulaciones de juegos de apuesta en las que los participantes tienen que elegir ciertas cartas que les podían sumar o restar puntos.
“Observamos que los hombres toman las cartas con un mayor riesgo con tal de ganar más puntos, o hacer la actividad más rápido, a pesar de que son conscientes de que pueden perder, a diferencia de las mujeres que escogen con mayor conciencia las cartas que les podían sumar más puntos o restar menos”.
Actualmente, este proyecto de investigación continúa en desarrollo y los académicos esperan obtener nuevos resultados de las pruebas.