Cofundadora de los laboratorios de Difracción de Rayos X, Estudios Cristalográficos y Crecimiento de Materiales Ferroicos, del Instituto de Física
BUAP. 3 de marzo de 2016.- Comprometida con la idea de construir una universidad democrática, crítica y popular, la doctora María Eugenia Mendoza Álvarez, académica del Instituto de Física “Ingeniero Luis Rivera Terrazas” de la BUAP (IFUAP) e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, es una firme creyente de la educación pública y de que el ser humano es la suma de experiencias. “Lo que queda de la gente son sus conversaciones, consejos y libros”, dice.
De mirada cálida y transparente, humilde, sencilla y fraternal, así podría describirse a la doctora Mendoza Álvarez, quien cursó toda su escolaridad, incluyendo la del extranjero, en escuelas públicas. “La educación es algo que la sociedad nos ha brindado y ojalá siempre exista, para que todos tengan acceso a ella”, afirma.
En casa siempre había libros y periódicos, recuerda; incluso en reuniones familiares se discutían temas de cultura y ciencia. Más tarde, uno de sus hermanos mayores, Julio, quien es físico, incluyó en la biblioteca de su casa obras científicas y de ciencia ficción. De esta manera, germinó en ella la semilla de la curiosidad y el amor por el conocimiento.
Actualmente, la doctora en Química Aplicada por la Universidad de Ginebra, Suiza, se dedica al estudio de la relación estructura-propiedades en materiales ferroicos y las estructuras jerárquicas en sistemas complejos. Entre sus investigaciones aplicadas destaca un método que permite reducir la cantidad de energía utilizada en la descomposición de piedra caliza, materia prima para la fabricación de materiales de construcción, en la industria cementera.
Gracias a su efectividad, este método ya se encuentra en trámite para obtener su registro de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), con el número MX/a/2012/011286 y el nombre “Reducción de la Temperatura de Descomposición Térmica de Roca Caliza Mediante Activación Mecánica”.
Otro de sus trabajos es la colaboración en la investigación “Ferromagnetismo débil en cristales de oxalato de cobalto”, misma que apareció en la contraportada de la revista Physica Status Solidi B, en el número correspondiente al mes de junio de 2011. La contribución de la investigación fue identificar por vez primera la presencia de ferromagnetismo en este tipo de materiales que se prepararon por un método de la llamada “Química Verde”: en solución acuosa a temperatura ambiente.
De la Química a la Física
Su carrera fue elegida: Química, en la entonces UAP, pero años más tarde se interesó por el estado sólido. En sus años de universitaria, hacia 1974, la Máxima Casa de Estudios en Puebla estaba en un proceso de transformación encabezada por el ingeniero Luis Rivera Terrazas, quien tuvo el firme objetivo de desarrollar una universidad democrática, crítica y popular.
En su doctorado en la Universidad de Ginebra, Suiza, Mendoza Álvarez trabajó detenidamente el crecimiento cristalino, el estudio por métodos de difracción de rayos X y la microscopía óptica con luz polarizada. Así, la cristalografía formó parte de su vida.
A pesar de tener una oferta de trabajo en Suiza, al concluir su posgrado, la académica nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), regresó a México. “Teníamos un compromiso con la universidad, de construir una institución democrática, crítica y popular. Fue así que llegamos a Puebla a construir. “Teníamos, explica, me refiero a mi esposo y padre de mis dos hijas, el doctor Cristóbal Tabares, y a mí”.
El sol entra por la ventana e ilumina sus ojos
Al incorporarse al Departamento de Física, ahora IFUAP, ambos incorporaron el estudio de la cristalografía en la Institución, tanto en la parte de infraestructura, como en la docencia e investigación. Desde entonces, “la BUAP es nuestra casa, la universidad es el espacio ideal para el desarrollo de los jóvenes, para la convivencia, la discusión y contribuir a formar ciudadanos completos”.
El estudio de cristales es un tema que apasiona a la investigadora de origen poblano, proveniente de una familia numerosa, seis hermanos, padres, abuela y tías que habitaban el mismo espacio.
Estos materiales de estructura geométrica adornan su oficina y dan muestra de un arduo trabajo, traducido en reconocimientos. Entre ellos, el Premio Nacional 2010 por la Academia de Ciencias de Cuba, una de las más antiguas en América Latina, la cual reconoció su participación en la investigación científica multinacional denominada “Antiferroelectricidad: fenomenología y coexistencia de fases”. Dicha investigación fue desarrollada por grupos científicos de las universidades de La Habana, Cuba; Federal de Uberlandia y Estadual Paulista, ambas en Brasil; BUAP, en México; así como Manchester y Glasgow, en Reino Unido.
Un libro que marcó su vida -y en cierta medida su vocación hacia el estudio de la microbiología- es aquel que relata el desarrollo de las primeras vacunas, los hallazgos de Luis Pasteur. “El nombre no puedo recordarlo, ahora las cosas se me olvidan”, bromea y ríe.
Su experiencia docente inició en el tercer año de licenciatura, cuando trabajó como asistente de laboratorio en la preparatoria Alfonso Calderón Moreno, en aquel entonces ubicada en la Facultad de Arquitectura.
Docente, investigadora, autora de libros y artículos en revistas indizadas, así como madre de familia, son los roles diarios de la doctora María Eugenia Mendoza Álvarez. En seis décadas de vida, le tocó la llegada del hombre a la luna y la perforación de tarjetas en la computadora IBM 1130.
Sus placeres: Compartir sus saberes con los jóvenes, ver crecer las plantas, caminar al aire libre, estar con la familia, tener una interesante conversación alrededor de una buena mesa y vino, pero sobre todo divulgar el conocimiento aprendido, pues sostiene: “Al partir, lo que queda de la gente son sus conversaciones, consejos y libros”.