El estudio explora la situación de la mujer ante las recientes reformas estructurales
BUAP. 6 de agosto de 2017.-“Neoliberalismo y patriarcado: el papel de las reformas estructurales en la actual condición de las mujeres en México” es el título de la investigación con la cual Stefanía Tapia Marchina, egresada de la Maestría en Desarrollo Económico y Cooperación Internacional, de la Facultad de Economía, obtuvo el Premio a la Mejor Tesis “Herminia Franco Espinosa 2017”. La postura feminista con la que aborda los fenómenos macroeconómicos del país, le permitió analizar la repercusión de las recientes reformas estructurales en la vida de la mujer mexicana.
Becaria Conacyt en el Centro de Estudios del Desarrollo Económico y Social (CEDES) de la Facultad de Economía, Tapia Marchina egresó de la Licenciatura en Relaciones Internacionales con una tesis sobre género y organismos internacionales que le valió la distinción Cum Laude. “Desde la licenciatura ya tenía en la mira que quería hacer una maestría, entonces decidí hacer tesis lo mejor posible”, declara.
Durante esta etapa, la joven originaria de Guadalajara caminaba todos los días a Ciudad Universitaria, ya que vivía en una colonia cercana. En el trayecto, fue víctima recurrente de distintos grados de hostigamiento, desde “el más mínimo piropo y exhibicionismo”, hasta ser perseguida por algún hombre.
Dicha situación la llevó a elaborar un proyecto de ley para reformar el Código Reglamentario Municipal de Puebla, con la finalidad de establecer una sanción administrativa para el acoso en la calle. A pesar de que la iniciativa no salió adelante, ello la conectó con activistas del feminismo poblano, lo cual marcó el inicio de su actual posición política. Así conoció a mujeres con los mismos ideales y comenzó a participar en marchas y conversatorios.
Una vez en la maestría, Stefanía investigó las estadísticas de la crisis económica del 2008 y encontró datos que la asombraron: el trabajo remunerado y no remunerado aumentó significativamente en las mujeres, mientras que en los varones disminuyó. “Es tan impresionante que tuve que regresar tres veces a la estadística para asegurarme de que había leído bien, porque es notorio cómo las mujeres comienzan a sostener la casa, desde afuera y desde adentro, y los hombres se empiezan a replegar”, relata.
Al enfocarse en las reformas estructurales aprobadas en México entre 2012 y 2013, determinó que los cambios políticos no afectaban a las mujeres únicamente por razón de su género, sino también por su clase social y raza. La carga laboral que comienzan a llevar a raíz de la crisis económica del 2008 no únicamente afecta la cuestión económica, sino que está emparentada con temas laborales, culturales, de migración y violencia.
Tradicionalmente, América Latina ha otorgado a las mujeres un matiz simbólico determinante: ser madres. “La buena madre es la que asegura que sus hijos no les falte nada, así tenga que hacer lo que tenga que hacer, así tenga que tener dos trabajos y aun así llegar a planchar y dejar la comida hecha a las 2 de la mañana, lo va a hacer”, narra Tapia Marchina al describir el rol de género asignado históricamente a la mujer.
Esta presión social genera olas migratorias enfocadas en comunidades con mejores ofertas laborales: “tenemos el caso del Estado de México, donde hay muchísimas maquilas, pero también es el estado del país con mayor índice de feminicidios y de violencia comunitaria y de pareja contra las mujeres”, ejemplifica.
Asimismo, el crecimiento de la mujer en el ámbito laboral conlleva una crisis de la identidad masculina, ya que debido a los bajos sueldos y el desempleo, el hombre no puede cumplir con el rol de único proveedor de recursos en el ámbito familiar que la norma social le ha impuesto. De acuerdo con Tapia Marchina, se ha demostrado que esta situación provoca en algunos varones alcoholismo, abandono familiar y violencia hacia la mujer.
En su opinión, este tipo de estudios no tiene como fin observar de forma estática la realidad, sino promover la creación de agendas de trabajo que hagan frente a dichas desigualdades. Para ello, considera que el diálogo del feminismo con otros movimientos sociales es crucial, así como el respeto a la diversidad que existe entre todas las mujeres.
Actualmente, forma parte de la Coordinación Nacional del Encuentro Nacional Feminista -que este año tendrá lugar en la ciudad de Puebla- y asistirá al Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLAC) que se llevará a cabo en Uruguay.
Convencida de que la aplicación de la teoría de género es una vía para generar cambios en la realidad, busca continuar su labor como activista y, más tarde, trabajar su experiencia dentro de un doctorado en Economía Política. “Desde mi perspectiva, no podemos esperar que el cambio venga de arriba, tiene que venir del poder que está desde abajo y desde los movimientos sociales”.