Por su trabajo sobre el tema, el académico de la BUAP fue galardonado en Madrid con el "Premio Iberoamericano a la Investigación en Cooperación Sur-Sur y Triangular”
BUAP. 14 de agosto de 2016.- Frente a un escenario en el que las estrategias de cooperación internacional para el desarrollo se caracterizan por su dinamismo, versatilidad y complejidad, la cooperación Sur-Sur y en particular la de perfil triangular sobresalen por su capacidad para conformar una identidad iberoamericana más cohesionada, pese a los desafíos que representa, afirmó Juan Pablo Prado Lallande, profesor-investigador de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP.
La cooperación triangular es una estrategia que tiende a renovar alianzas del desarrollo entre países, para abordar retos nacionales, regionales y globales. Por esa razón, y con miras a reforzar y complementar otros tipos de ejercicios de cooperación internacional, está ganando terreno a nivel mundial, en especial en Iberoamérica, precisó.
Tal es el caso de España, México y Chile, países que han hecho importantes asociaciones bajo este esquema, mismas que se analizan en la investigación que realizaron Prado Lallande y Christian Freres, académico del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, la cual obtuvo el primer lugar del “Premio Iberoamericano a la Investigación en Cooperación Sur-Sur y Triangular”, del Programa de Fortalecimiento a la Cooperación Sur-Sur, de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
De acuerdo con Prado Lallande, la cooperación triangular se erige como una dinámica modalidad de colaboración, en la cual confluyen oferentes en el ámbito bilateral y multilateral de cualquier región del planeta, con el fin de promover el desarrollo de un tercero, generando beneficios –económicos, políticos, sociales e institucionales, entre otros- para los países y actores involucrados.
Por ejemplo, si en el marco de su respectiva política exterior, España y México coinciden en instrumentar estrategias entre sí para solucionar determinados problemas en algún país centroamericano, es claro que se beneficia a este último, mientras que los oferentes traducirán sus esfuerzos en el fortalecimiento de sus capacidades institucionales, para hacer más y mejor cooperación con otros países y tendrán una mayor presencia internacional y regional. En este caso, México entre sus vecinos y el país ibérico como principal interlocutor de la Unión Europea con América Latina.
“Si bien la cooperación triangular conforma una estrategia de política exterior clave para estimular relaciones más horizontales entre los cooperantes, resulta necesario –y este es el principal reto- que se sustente en marcos adecuados del tipo institucional, técnico, jurídico y diplomático”, enfatizó el maestro y doctor en Cooperación Internacional y Relaciones Internacionales, respectivamente, por la Universidad Complutense de Madrid.
Prado Lallande: “Premio Iberoamericano a la Investigación en Cooperación Sur-Sur y Triangular”
Junto con Christian Freres, investigador asociado del Instituto Complutense de Estudios Internacionales, de Madrid, Juan Pablo Prado Lallande, académico de la BUAP, elaboró el estudio titulado “Renovando alianzas del desarrollo en Iberoamérica. La cooperación triangular hispano-latinoamericana”, que les valió el primer lugar del “Premio Iberoamericano a la Investigación en Cooperación Sur-Sur y Triangular”, otorgado por la SEGIB, organismo internacional con sede en Madrid, que da seguimiento a las Cumbres Presidenciales Iberoamericanas.
En su estudio se sostiene que el rasgo más distintivo de la cooperación triangular en Iberoamérica, en particular de la que practican España con Chile y México, reside en que permite alcanzar objetivos más amplios respecto a la instrumentación misma de proyectos concretos de desarrollo.
En este sentido, sobresale el gradual fortalecimiento de las capacidades institucionales entre los socios participantes en el ámbito de la cooperación triangular, dotándoles de mayor oportunidad para aportar insumos a favor de la población beneficiada con este tipo de intervenciones, así como vincular con mayor dinamismo a los países participantes.
Si bien se registran alentadores avances en cuanto a la instrumentación y resultados en el marco de la cooperación triangular a escala global, también es claro que su práctica continúa en una etapa de perfeccionamiento y que, por ende, debe reforzarse, aseveró el investigador de la BUAP.
En su artículo, que fue publicado por la SEGIB, el doctor en Relaciones Internacionales, junto con Freres, explora cómo la cooperación española aborda este desafío junto con sus socios latinoamericanos. La investigación en cuestión revela interesantes lecciones de lo que puede considerarse un ejemplo de intento de construir relaciones más horizontales entre donantes tradicionales –países desarrollados- y sus pares del Sur, y el lugar que tiene (con sus logros y retos) la cooperación triangular en este sentido.
A partir de lo anterior, ambos especialistas plantean que la viabilidad de la cooperación triangular reside básicamente en ponerla en marcha, con base en una estrategia articulada, mediante instrumentos jurídicos adecuados y estructuras institucionales ad hoc, para que sus procesos y resultados sean técnicamente más sólidos y basados en las capacidades de instrumentalización de los socios. España, México y Chile han expresado voluntad política para lograr tales aspiraciones y registran importantes alcances –ciertamente perfectibles- a este respecto.
España, México y Chile: protagonistas de la cooperación triangular para el desarrollo de Iberoamérica
México y Chile son –entre otros- países latinoamericanos líderes en materia de cooperación internacional para el desarrollo en lo general, y en la cooperación Sur-Sur y triangular, en lo particular, los que en este último caso conforman interesantes marcos de asociación con países desarrollados, como España, aseguró Pablo Prado Lallande.
Entre las múltiples razones que explican este tipo de actividades se encuentran la voluntad política y la capacidad institucional por parte de España, Chile y México, para realizar entre sí y a favor de un tercer país acciones de cooperación triangular.
Datos cuantitativos revelan el papel que han desempeñado Chile y México en la región: “de los 25 proyectos triangulares que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) inició después de 2012, casi la mitad son con estos dos países”, de acuerdo con el estudio de Lallande y Freres, en el cual se identificaron 10 operaciones: cinco en México y cinco en Chile, que muestra el protagonismo de ambos países, mismo que se mantendrá durante los próximos años.
Además, estos países son los únicos socios con los cuales la AECID ha establecido una práctica de paridad en la co-financiación de este tipo de actividades colectivas, sostuvo el también consultor para varios países y organismos internacionales.
La voluntad política de España, México y Chile, a favor de la instrumentalización de la cooperación triangular, ofrece lecciones útiles para otros países que quieren explorar caminos y reinventar las relaciones de cooperación, remarcó el citado académico de la BUAP.
“El desafío es amplio, pero el enfoque que se propone con la cooperación triangular –que explica el gradual crecimiento de la injerencia de países en desarrollo que amplían su presencia en foros e instituciones de gobernanza global para el desarrollo- contribuirá a la conformación de una identidad iberoamericana más cohesionada, aunque para ello el involucramiento y articulación por parte de quienes realizan estas actividades resulta fundamental”, afirmó.