Lunes, Julio 2, 2018
El vicepresidente de la Real Academia Nacional de Farmacia de España impartió una charla en la BUAP
La Organización Mundial de la Salud asignó al farmacéutico siete características que debe cumplir: prestador de servicios, tomador de decisiones, comunicador, líder, gerente, estudiante permanente y educador. A esta lista, Benito del Castillo García, vicepresidente de la Real Academia Nacional de Farmacia de España, agregó, dos aspectos: el farnacéutico debe ser un científico y parte de los equipos de salud.
Al impartir una plática en la Facultad de Ciencias Químicas, sobre la historia y función social de la farmacia, afirmó que esta es ciencia, sanidad, tecnología y arte. “En el siglo XVII Felipe IV definió a la farmacia como un arte científico y por ello se necesitaban hombres de arte, como los boticarios que cedieron el puesto a los farmacéuticos, quienes en las universidades, laboratorios, hospitales y oficinas elaboran y refinan su obra maestra: el medicamento”.
La sociedad actual –dijo- demanda de estos profesionistas, asumir ciertas responsabilidades como el aseguramiento de la calidad de los medicamentos dispensados, de los productos sanitarios y de los servicios prestados. Además, gestionar la adquisición y el suministro de medicamentos para prevenir la distribución de productos adulterados o falsificados, y dar asesoramiento técnico a médicos y otros profesionales de la salud.
También se espera que sean capaces de informar al público sobre el uso óptimo de los medicamentos, promover la atención farmacéutica como medio apto para el uso racional de los mismos y participar activamente en la prevención de enfermedades, además de respaldar los programas de investigación y formación continua.
Del Castillo García mencionó que en la mayoría de los países de Europa, el farmacéutico está empleado en 60 por ciento en farmacias comunitarias y otros campos importantes como las farmacias industriales y hospitalarias, lo cual para su ejercicio requiere de una especialización, equivalente a cuatro años de posgrado en España.
“Por ello, los planes de estudio de las facultades de farmacia españolas fueron modificados desde 1992 para garantizar que los farmacéuticos formados posean los conocimientos adecuados, como las tecnologías empleadas para la fabricación de los medicamentos, los efectos de estos componentes en el metabolismo, las condiciones legales relacionadas con el ejercicio de la profesión, aspectos sobre salud pública y educación sanitaria, entre otros”.
Finalmente, enfatizó que es importante reconocer el papel fundamental que juegan las facultades de farmacia en la calidad de la formación de farmacéuticos, así como reflexionar sobre la importancia de que exista una homogeneidad en los recursos económicos y el nivel de formación del personal de las universidades de los países latinoamericanos, a fin de reducir los rezagos económicos y desarrollar programas interinstitucionales que promuevan el intercambio de estudiantes y profesores.