Tanto su proyecto académico, como sus planes profesionales, se encaminan a desmitificar la trata de personas, para contribuir a su erradicación
BUAP. 12 de enero de 2016.- Al demostrar vocación y capacidad para resolver conflictos relacionados con la migración, Giovana Valentina García Serrano, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCCom) de la BUAP, fue reconocida por el titular del Consulado General de México en Houston, Óscar Rodríguez Carrera, quien destacó el desempeño de la universitaria, como una joven de gran convicción social al servicio de las representaciones mexicanas en el mundo.
Su estancia en el extranjero fue posible gracias a una convocatoria emitida por la Secretaría de Relaciones Exteriores y el Instituto Mexicano de la Juventud, a través de la cual obtuvo la beca “México Global: Mundo Joven”, dirigida a menores de 29 años, con auténtico interés en contribuir en la política exterior del país. Ella fue una de los 53 embajadores que ganaron dicha distinción.
La egresada de la FCCom viajó al Consulado General de México en Houston, el tercero mexicano más grande en territorio estadounidense, para contribuir en las tareas que el Departamento de Protección Consular y Asuntos Legales realiza a favor de los connacionales.
Su excelente promedio, su buen dominio del inglés y el francés, así como sus intereses académicos, plasmados desde sus primeros proyectos escolares, le bastaron para asegurar una de las 53 becas concedidas a jóvenes mexicanos, quienes nutrieron con nuevas ideas las tareas de las embajadas o consulados mexicanos, en 17 países.
Al llegar allá, Giovana se sorprendió de encontrar otro México, una suerte de país fundado con costumbres y tradiciones del original, pero sometido a leyes más severas y actitudes muy distintas. “Se necesita de mucha valentía para afrontar los riesgos que les representa su vida como ilegal en el extranjero, pero también de mucha ignorancia –sonríe-, pues a pesar de que son indocumentados, suelen aventarse puntadas como las que se avientan aquí”, recuerda.
Por las características del proyecto que presentó al aplicar en la primera edición de esta convocatoria, en el que evidenció su genuino interés por solucionar la trata de personas, se determinó que Giovana haría su pasantía en Houston, Texas, por ser una urbe con intensa actividad diplomática debido a la alta presencia de mexicanos, muchos de ellos ilegales, y por su condición de ciudad fronteriza.
Diariamente atendía a migrantes cuyo temor principal era la deportación, porque esto representaba la desintegración de sus familias. Tanto mexicanos, como centroamericanos, sufren de los problemas que un fenómeno social tan primitivo como la migración, desencadena en una zona tan conflictiva como la frontera entre México y Estados Unidos, por las complejas redes delictivas que ahí se tejen.
La egresada explicó que los paisanos que cruzan esta frontera de forma ilegal integran un grupo de alta vulnerabilidad para los traficantes de personas, por ser “invisibles” para las leyes de protección de ambos países. Sin embargo, para ella este problema -un mal social que no repara en la edad, condición física, género o nacionalidad de sus víctimas- no se sitúa tan lejos: late en una frontera más cercana.
Hacia la desmitificación de la trata de personas transfronteriza
Giovana, quien al conceder esta entrevista guardaba discretamente un libro escrito por Mario Vargas Llosa, La civilización del espectáculo, ha destinado los inicios de su vida profesional a comprender, con su sensibilidad y vocación de servicio, el problema del comercio de personas.
La oriunda de San Martín Texmelucan, cabecera municipal ubicada a tan sólo 32 kilómetros de la ciudad de Puebla y a 23 kilómetros de la capital tlaxcalteca, considera a la trata de personas como un tema prioritario que debe solucionarse con urgencia y cautela. “No hablamos sólo de números, sino de casos de seres humanos que sufren, en su mayoría en el anonimato, de una especie de esclavitud moderna”, comenta.
Este interés nació por su cercanía con el problema: la zona metropolitana Puebla-Tlaxcala, particularmente en el área conurbada donde ella vive, se ha caracterizado por ser una región donde se dan casos de trata de personas, con fines de explotación sexual.
Se casó con el tema desde ese momento, pues el proyecto social que canjeó por su estancia en el consulado mexicano contenía el diseño de una política al respecto y en la que puso a prueba sus conocimientos de Comunicación para el Desarrollo, una de las áreas de especialización con las que cuenta la FCCom de la BUAP.
Presentó dicha iniciativa social en un video, en el que expuso también algunas estrategias como podcasts informativos y círculos de discusión entre inmigrantes, cuyo principal objetivo es desmitificar conceptos sobre la trata de personas, la cual erróneamente se acota a la explotación sexual, dejando fuera temas fundamentales como el tráfico de indocumentados; y después proponer acciones concretas a partir de las sugerencias de los propios participantes.
Al escuchar, leer y ver los tristes testimonios de las víctimas poblanas, generalmente de mujeres de entre 14 y 19 años de edad, Giovana supo que tenía que hacer algo al respecto, pues mientras que la “objetividad” de los números negros no son capaces de dimensionar el sufrimiento real que este mal genera, las notas sensacionalistas opacan la gravedad del asunto, al reducirlo a “tristes” guiones que superan incluso la inventiva descriptiva de osados escritores.